REVISTA FÉNIX | Nro. 13

Sumario: Abril 2003


1| PALABRA EN EL TIEMPO
Autor
Título
Alfonso Berardinelli
(Traducción y notas de Pablo Anadón)
La invención de la crítica
2| POESÍA
Autor Título
Javier Foguet | La casa | Primer verso leído | La noche | La gruta | Nocturno con pájaros | Vuelves a mirar...| Oyendo palomas | Aconquija |
Nicolás Magaril El objeto y la fábula
Víctor Gustavo Zonana Umbral 
José Luis García Martín | El balcón | Las manos sobre el pecho | Príncipe y mendigo | El desterrado | Desde el diván al sótano | El avaro | Anónimo (Siglo IX) | Fin de año |
3| ESCRITURAS
Autor Título
Alejandro Bekes La mentira del Barroco
4| LA TRADUCCIÓN POÉTICA
Autor Título
Pablo Anadón
W. S. Merwin
(versiones de Pablo Anadón)
| Principios de enero | Abril | Para el aniversario de mi muerte | El frío antes de la salida de la luna | Mirando al este por la noche | La habitación |
Mori Ponsowy Lo que hacen los vivos
Marie Howe
(versiones de Mori Ponsowy)
| El niño | La madre | La buhardilla | El sueño | Cómo pasó | Sin música | El frío afuera | Uno de los últimos días | Oración | Dos o tres veces | El beso | Lo que hacen los vivos |
5| PIEDRA DE TOQUE
Autor Título
Diego Muzzio El ojo que sueña por la tribu (Horacio Castillo)
Rafael Felipe Oteriño La dignidad de lo vivido (Rodolfo Godino)
Cristina Piña Una poética de la afirmación y la multiplicidad (Alfredo Veiravé)
Gustavo Bernstein Réquiem ante el espejo (Santiago Kovadloff)
Silvia N. Barei En lo cercano (María Teresa Andruetto)
María Eugenia Bestani De las guaridas a la intemperie (Fabián O. Iriarte)
Marcos Carmignani Una suave melodía de la sombra (Mori Ponsowy)
Pablo Anadón Poesía cifrada en lo alto (Mario Luzi)
José Luis García Martín Noticias de la poesía desde España:
Poesía para espantar el miedo (Gastón Baquero)
Los versos de la madurez (Alex Susanna)
El discreto encanto del ingenio (Juan Bonilla)
Recuperada infancia (Isabel Escudero)
El veneno de la melancolía (Francisco Bejarano)
Droga de Grecia (Aurora Luque)
4


LA TRADUCCIÓN POÉTICA

Por Pablo Anadón
La poesía de W. S. Merwin a
 contraluz de la memoria


"La crítica literaria debería proceder de una deuda de amor", ha escrito George Steiner 1. Esta frase —que pudiera grabarse, al modo de aquella otra de Platón, en el improbable frontispicio de las escuelas de letras de nuestras universidades— nos ha hecho pensar en estos días en los extraños caminos que conducen a una obra poética. Así como esas "deudas" nunca se terminan de saldar, y de allí su poder de sugestión, que puede obsesionarnos con un verso o una estrofa durante años, así estos caminos son extraños no porque sean totalmente inexplicables, sino porque toda explicación no alcanza para aprehender la magia de esas conjunciones que hacen que un poema, un libro, una obra, se vuelvan parte indiscernible de nuestra propia vida. Querría ahora desandar uno de esos caminos, como una suerte de paseo conversado —algo digresivo, es cierto, tal vez demasiado personal— hacia la lectura de algunas versiones de W. S. Merwin 2, uno de los poetas norteamericanos más valiosos de la segunda mitad del siglo y bastante poco conocido entre nosotros y en nuestra lengua en general.
         Supe de la existencia de este autor gracias a una carta del poeta Horacio Castillo, allá por 1978. Yo tenía quince anos, y acababa de escribir un poema titulado "La plaga", que me parecía algo mejor que lo que había garabateado hasta entonces en forma de versos. Ese poema, sin duda motivado oscuramente por la atmósfera concentracionaria de aquellos años, decía así (me disculpe el lector por el recuerdo de los versos de aquel lejano adolescente): "Con sus rostros diabólicos / y sus antenas / nos observan / escuchan. / Se introducen / en nuestras casas / y las devoran: / la mesa circular / el pan / la hoja caída /el violín olvidado. / Acechan / desde cada rincón / desde todas las sombras. / Esperan / que nuestros párpados caigan /para saltar sobre nosotros." 3.
         No recuerdo si al escribir esto ya había leído el libro Materia acre (1974) de Castillo, pero al enviárselo seguramente sí, porque suponía que podía gustarle un texto próximo a su propio estilo. En su respuesta, me daba alientos, es verdad, pero no dejó de señalarme que el final le parecía débil. El remate de un poema, decía aproximadamente, no sólo es decisivo para el logro del texto, sino que debe darle un giro que nos obligue a releerlo a la luz de una nueva perspectiva 4. Como ejemplo, citaba un poema de Merwin, en una versión de Alberto Girri.
         El título del poema, "Los huesos de Palinuro le rezan a la estrella polar", evoca un episodio de La Eneida, cuando Palinuro, piloto de la nave de Eneas, como se recordará, es vencido por el sueño durante la noche y cae al mar; sus restos son arrastrados por las olas hasta una playa de las costas de Italia (hay en Calabria un Cabo llamado Palinuro, sobre el Mar Tirreno), donde sus huesos quedan insepultos, blanqueando sobre la arena:

Los huesos de Palinuro le rezan a la estrella polar

Consuélanos. El viento escoge entre nosotros.
Nuestra blancura es una desordenada estela nocturna.
Solitario candor, sé perenne en nosotros,
Que desolados fulguramos sin indicar el rumbo.


        Creo que es posible ver esta composición de Merwin no sólo como una conmovedora plegaria nacida del desamparo del hombre en nuestro tiempo, sino también como una metáfora de la situación del poeta y de la poesía en la contemporaneidad. Ya el poeta no puede pretender convertirse en guía de los otros hombres, como quiso serlo aún con el Romanticismo y continuó siendo su ilusión, de vez en vez, en el siglo pasado. Los restos de su espiritualidad se hallan tan disperses y desamparados como los de los demás, ya no indican un rumbo. No obstante, aunque el resplandor de sus huesos, de sus versos, conforme "una desordenada estela nocturna", en ese fulgor disperso cada uno puede hallar una cifra de su propio padecimiento. Y en su brillo, el de la poesía en un mundo sin Dios, puede encontrarse asimismo una reminiscencia al menos de aquel "solitario candor", que mientras mide la distancia que separa de lo absoluto, ilumina lo finito con un rayo perenne de infinito.
         Luego de leer ese poema, hice todo lo posible para conseguir otros textos de Merwin, pero apenas si pude dar con un puñadito más en dos antologías: la del mismo Girri, de donde Castillo había tornado su ejemplo, Cosmopolitismo y Disensión / Antología de la poesía norteamericana actual (Monte Ávila, Caracas, 1969), y la de Enrique Luis Revol, Poetas norteamericanos del siglo XX (Edic. Librerías Fausto, Buenos Aires, 1974). Recuerdo que leí algunos poemas más en unos números sueltos de la célebre revista Poetry, de Chicago, que vaya a saber por qué acertada equivocación habían llegado a la biblioteca de un instituto de enseñanza de inglés en la localidad de Villa Dolores, en Córdoba. Tiempo después debo haber hojeado asimismo el capítulo correspondiente a este autor en Poetas norteamericanos de hoy (Corregidor, Buenos Aires, 1984), de Cary Nelson, libro literalmente ilegible en su traducción —donde, por mencionar un mínimo ejemplo, a The Waste Land se la estampa como "La tierra desperdiciada"— y quizá también en el original.                                       
        Volví a saber de Merwin en 1987, en la Universidad de Florencia. Allí, en un aula de la Facoltà di Magistero, cuyas ventanas se abrían sobre el transcurrir soñoliento del Arno, di una mañana con una pálida, pecosa y entusiasta estudiante norteamericana que decía admirar a Merwin más que a ningún otro poeta vivo de su país, y que había traído en la valija uno de sus mejores libros, The Lice. Hice una copia de su ejemplar (Lease Burton, se lee en la portada), y de ese libro traduje los poemas aquí presentados.
         En estos últimos días, finalmente, he releído en las hojas de un cuaderno a rayas (de esos donde se anotan las cosas que nos ayudan a sobrevivir) unos versos de W. S. Merwin que quizá resuman indirectamente lo que Steiner llamaba "una deuda de amor" en el origen del "old criticism", que recordábamos al comienzo, y también lo que nuestra existencia les debe en resonancia cordial a esos senderos —laberínticos o no, pero siempre con algo de milagrosa encrucijada— que van enhebrando las palabras de la poesía a la caligrafía de una carta, a un rostro apenas entrevisto y que no podremos olvidar, al centellear de un río que llega como en sueños del pasado. "Separación" se llama este brevísimo poema de Merwin, y una posible traducción sería:

Tu ausencia ya me ha atravesado
Como el hilo a la aguja
En cada cosa que hago veo hilvanado su color


           Merwin ha sido un experimentador constante de los metros y las formas a lo largo de su obra, que ha acompañado con una vasta tarea como traductor, la cual se ha extendido desde Ifigenia en Aulis de Eurípides y las Sátiras de Perseo hasta Neruda, Char, Jorge Guillén... (pasando por el Cantar de Mio Cid, la Canción de Roland, los romances españoles medievales y el Lazarillo de Tormes). Una curiosidad: ha traducido también Voces de Antonio Porchia y poemas de Roberto Juarroz. Los textos que pueden leerse a continuación representan el estilo que ha caracterizado la escritura de Merwin a partir de mediados de los anos 60: un verso despojado (incluso de la puntuación), a menudo epigramático, lenguaje sencillo e imágenes que no ocultan su origen anecdótico, pero que tienden a la condición de emblemas.
       En una entrevista de 1981, el poeta, cuya visión de la época es poco optimista, y que quizás por eso mismo se diría que ha buscado establecer un vínculo de necesidad con lo que todavía puede ser salvado, declaró: "Quiero escribir algo que pueda llevar conmigo en los tiempos de desgracia. Porque los tiempos que se avecinan serán de desgracia." 5. En dar esa "ventura" que resiste a toda "desventura" ("No hay desventura contra su ventura", decía Fernández Moreno del destino del poeta), consiste uno de los dones más entrañables de la poesía, y también en eso se parece al amor. De allí asimismo nuestra deuda con los poetas y la poesía.

NOTAS
1 Cfr. Alejandro Bekes, "Casandra tenía razón / Un elogio de la vieja crítica, según George Steiner", en: Fénix, N° 6, Ediciones del Copista, Córdoba (Argentina), octubre de 1999. 2 Nacido en Nueva York en 1927, W. S. Merwin creció en Nueva Jersey y ha estudiado en la Universidad de Princeton. Entre sus numerosos libros de poesía, podemos mencionar A Mask for Janus (1952); The Dancing Bears (1954); Green with Beasts (1956); The Drunk in the Furnace (1960); The Lice (1967); The Carrier of Ladders (1970); Writings to an Unfinished Accompaniment (1973); The Compass Flower (1977); Finding the Islands (1982); Opening the Hand (1983). Ha publicado también libros de narrativa, como The Miner's Pale Children (1970); Houses and Travellers (1977) y Unframed Originals (1982), así como varios volúmenes de teatro, ensayo y traducciones. 3 Poemas, Colmegna, Santa Fe (Argentina), 1979. 4 Años después, la crítica de Castillo derivó en las siguientes variantes en el primer verso y en el final del poema: "Con sus rostros sin rostro... / (...) / Esperan / que nuestros párpados caigan / para roer al fin / nuestros rostros sin rostro." 5 Joe David Bellamy (ed.), American Poetry Observed / Poets on Their Work, University of Illinois Press, 1984, pp. 168-180.


4

LA TRADUCCIÓN POÉTICA

Por Pablo Anadón

 


W.S Merwin
*
Seis poemas


Versiones de Pablo Anadón

Early January

A year has come to us as though out of hiding
It has arrived from an unknown distance
From beyond the visions of the old
Everyone waited for it by the wrong roads
And it is hard for us now to be sure it is here
A stranger to nothing
In our hiding places



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Principios de enero

Y otro año ha venido
Como corriendo desde su escondite.
Ha llegado desde una insospechada lejanía
Mas allá todavía de las visiones de los viejos.
Cada uno lo esperaba por caminos errados
Y ahora es difícil aceptar
Que esta aquí, entre nosotros,
Y nada le es ajeno
En nuestros escondites.
April

When we have gone the stone will stop singing


April April
Sinks through the sand of names


Days to come
With no stars hidden in them


You that can wait being there


You that lose nothing
Know nothing



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Abril

Cuando hayamos partido
La piedra dejará de cantar


Abril abril
Se hunde a través de la arena de nombres


Los días por venir
Sin estrellas ocultas en su azul


Tú que puedes esperar
Estar ahí


Tú que nada has perdido
Nada sabes


For the anniversary of my death

Every year without knowing it I have passed the day
When the last fires will wave to me
And the silence will set out
Tireless traveller
Like the beam of a lightless star



Then I will no longer
Find myself in life as in a strange garment
Surprised at the earth
And the love of one woman
And the shamelessness of men
As today writing after three days of rain
Hearing the wren sing and the falling cease
And bowing not knowing to what




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Para el aniversario de mi muerte

Todos los años, sin saberlo,
He pasado ese día en que ondularan
Diciéndome su adiós los fuegos últimos
Y partirá el silencio
Incansable viajero
Como el destello de una estrella extinta.


Ya nunca más entonces
Me encontraré en la vida como en una
Extraña vestimenta,
Asombrado del mundo
Y del amor de una mujer
Y del descaro de los hombres,
Como hoy que escribo luego de tres días de lluvia
Y escucho el silbo del jilguero
Y las últimas gotas y me inclino
Sin saber ante qué.


The cold before the moonrise

It is too simple to turn to the sound
Of frost stirring among its
Stars like an animal asleep
In the winter night
And say I was born far from home
If there is a place where this is the language may
It be my country



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El frío antes de la salida de la luna

Es tan fácil volver a ese sonido
De la escarcha moviéndose entre astros
Igual a un animal adormecido
En la noche de invierno
Y decir: yo he nacido
Lejos de casa...
Si hay un lugar donde se hable así
Tal vez fuera mi patria.
Looking east at night

Death
White hand
The moths fly at in the darkness


I took you for the moon rising

Whose light then
Do you reflect


As though it came out of the roots of things
This harvest pallor in which


I have no shadow but myself


 
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Mirando al este por la noche

Muerte
Blanca mano en lo negro
Vuelan las mariposas nocturnas hacia ti


Creí que eras la luna naciente

Qué luz entonces
Reflejas


Como brotada desde la raíz
De las cosas es esta lumbre de hoz


Donde sin sombra ya
Me veo a mí mismo


The room

I think all this is somewhere in myself
The cold room unlit before dawn
Containing a stillness such as attends death
And from a corner the sounds of a small bird trying
From time to time to fly a few beats in the dark
You would say it was dying it is inmortal






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La habitación

Yo pienso que todo esto debe estar
Dentro de mí, en algún lugar...
La fría habitación, sin luz, antes del alba,
Una quietud como a la espera de la muerte
Y en un rincón el aletear
De un pájaro que intenta
Volar, de tanto en tanto
Breves latidos en la sombra:
Dirías que agoniza —es inmortal.


4

LA TRADUCCIÓN POÉTICA

Por Mori Ponsowy
Lo que hacen los vivos



"¿Qué hacen los vivos?" se pregunta Marie Howe en un poema. Y su respuesta es tan simple como el lenguaje que caracteriza su poesía: preparan el desayuno, barren la calle, hacen el amor. Los problemas de todos los días, y no la metafísica o la reflexión abstrusa, son los temas que preocupan a esta escritora norteamericana que en pocos años ha recibido algunos de los reconocimientos más importantes de su país, como el Peter Lavan Younger Poet Award de la Academia de Poetas Norteamericanos, una beca de la Fundacion Guggenheim, y otra del National Endowment for the Arts.
         Lejos del juego ingenioso de palabras, Howe revela emociones con lenguaje claro y una pasmosa sinceridad que la situa junto a otros importantes poetas narrativos de lengua inglesa como Mark Doty y Sharon Olds. La suya es una poesía de frases largas y elegantes en donde la intensidad de la emoción es inversamente proporcional a la complejidad del lenguaje. Pertenece a esa línea tan norteamericana del exteriorismo y la crónica de dramas interior-familiares que, a través de una precisión de anatomista y una neutralidad aparentemente gélida, consigue fijar escenas de la vida cotidiana con una distancia y una fidelidad que sólo la fotografía podría dar pero, al mismo tiempo, con ese talento para ver mas allá de lo dado, para insinuar, para decir sin decir, para mostrar sin señalar, que caracteriza a la mejor literatura de todos los tiempos.
         El libro Lo que hacen los vivos, de donde fueron tomados los poemas que presentamos, sigue una estructura narrativa lineal, empezando con los primeros recuerdos de Howe, pasando por su iniciación sexual en séptimo grado, hasta llegar a la adultez y a la enfermedad y muerte del hermano querido, víctima del SIDA. En las últimas secciones, a medida que el dolor va menguando, la autora se asoma nuevamente al mundo de los vivos, comienza a desprenderse de los que ya no están. Pero aun entonces, en su poesía está presente esa fascinación por la tenue línea que separa a unos de otros, ese constante preguntar por el significado de nuestra vida. "Cómo es posible", decía Howe en una entrevista publicada en Radcliffe Quarterly, "que en un momento alguien tenga vida, y al instante siguiente ya no. La mano está tibia, y al minuto siguiente deja de estarlo: alguien se ha ido. El embarazo es similar: no hay nada, y de pronto, hay algo. ¿De dónde vino? Vivo obsesionada con ese momento." 
         Tal vez se trate de las mismas preguntas de siempre. Las que se hacen los niños al intentar entender el mundo que los rodea. Las que siguen formulándose los adultos, cuando se atreven. Aquellas que quizá sólo a través de la poesía encuentren una respuesta.


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Marie Howe


*
Poemas

Versiones de Mori Ponsowy
The boy

My older brother is walking down the sidewalk into the
                                                [ suburban summer night:
White T-shirt, blue jeans—to the field at the end of the

                                                                              [ street.

Hangers Hideout the boys called it, an undeveloped plot, a
                                                                  [pit overgrown
with weeds, some old furniture thrown down there,


and some metal hangers clinking in the trees like wind 
                                                                            [ chimes.
He's running away from home because our father wants to
                                                                      [cut his hair.


And in two more days our father will convince me to go to
                                                               [ him—you know
where he is—and talk to him: No reprisals. He promised. A
                                                       [ small parade of kids


in feet pajamas will accompany me, their voices like the first
                                                            [peepers in spring.
And my brother will walk ahead of us home, and my father


will shave his head bald, and my brother will not speak to
                                                              [ anyone the next
month, not a word, not pass the milk, nothing.


What happened in our house taught my brothers how to
                                                         [ leave, how to walk

down a sidewalk without looking back.

I was the girl. What happened taught me to follow him,
                                                        [ whoever he was,
calling and calling his name.


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El niño

Mi hermano mayor va por la vereda, adentrándose en la
                                                                 [ noche de los suburbios;
remera blanca, jeans—hacia el baldío al final de la calle.



Los chicos lo llamaban Hangers Hideout, un lote abandonado,
                                                                                        [ una cancha
cubierta de maleza, muebles viejos tirados aquí y allá,


perchas de metal tintineando en los árboles como campanas
                                                                                          [ de viento.
Se va de casa porque nuestro padre quiere cortarle el pelo.



Dentro de dos días me convencerá de que lo busque—tú sabes
dónde está—y le hable: Sin reprimendas. Lo prometió. Me
                                                                                      [ acompañará



una pequeña fila de chicos en piyamas, sus voces como las
                                                             [ primeras ranas de primavera.
Y mi hermano caminará a casa delante nuestro, y mi padre


le afeitará toda la cabeza, y mi hermano no le hablará a nadie
por un mes, ni una palabra, ni pásame la sal, nada.



Lo que pasó en casa les enseñó a mis hermanos a irse, a
                                                                                             [ caminar
por las veredas sin mirar atrás.


Yo era la niña. Lo que pasó me enseñó a seguirlo,
                                                                       [ quienquiera que fuese,
pronunciando su nombre una y otra vez.

The mother

In her early old age the mother's toenails curl over her toes
 so that when she walks across the kitchen floor some click.



The doctor has warned her, for the third time, that her legs will
ulcerate if she doesn't rub moisturizer into them so


unwilling is she to to touch her own body or care for it
 —the same woman who stood many nights at the foot of that
                                                                      [ attic stairs


as her husband weaved and stammered up into the room
                                             [ where her daughter slept
—on the landing, in her bathrobe,


by the laundry chute, unmoving,
like a statue in the children's game her children play—



and now the soft drone of her daughter's waking voice,
                                                               [ reasoning and
rising, ante the first slap


and the scrape of her son's chair pushed back from his desk,
the air thick now with their separate listening,


and again the girl's voice, now quietly weeping, and the
                                                           [ creak of her bed...
In the game someone has to touch you to free you


then you 're human again.

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La madre

En su vejez temprana las uñas de los pies se curvan sobre sus
                                                                                           [dedos
de forma que cuando avanza por la cocina algunas hacen clic.


Por tercera vez el médico le ha advertido que se le van a ulcerar
las piernas si no se pone crema.



Tan reacia está a tocar su propio cuerpo, a cuidar de él—
 la misma mujer que tantas noches permaneció de pie junto a
                                                                    [ la escalera del desván


sobre el rellano, en bata,
junto al cesto de ropa sucia, inmóvil



como una estatua en ese juego que juegan los niños,
 mientras su esposo subía a tumbos, tartamudeando hasta el
                                                                           [ cuarto de su hija.


Después, suave la voz vigilante de una niña, alegando razones,
elevándose, y la primera bofetada,



y el chirrido de la silla de su hijo empujada hacia atrás,
el aire espeso con sus escuchares,


y de nuevo la voz de la niña, llorando quedamente, el crujir
                                                                                [ de su cama...
En el juego, alguien debe tocarte para hacerte libre


y sólo entonces eres humano otra vez.
The attic

Praise to my older brother, the seventeen-year-old boy, who
                                                                                  [lived
In the attic with me and exiled prince grown hard in his
                                                                    [confinement,


bitter, bent to his evening task building the imaginary
                                                                             [building
on the drawing board the 'd given him in school. His tools
                                                                                [gleam


under the desk lamp. He is as hard as the pencil he holds,
drawing the line straight along the ruler.


Tower prince, young king, praise to the boy
who has willed his blood to cool and his heart to slow. He's
                                                                           [building


a structure with so many doors it's finally quiet,
so that when our father climbs heavily up the attic stairs, he
                                                                              [doesn 't


at first hear him pass down the narrow hall. My brother is
                                                                        [rebuilding
the foundation. He lifts the clear plastic of one page


to look more closely athe the plumbing,
—he barely hears the springs of my bed when my father sits
                                                                           [ down


he's imagining where the boiler might go, because
where it is now isn 't working. Not until I've slammed the
                                                                     [door behind


the man stumbling down the stairs again
does my brother look up from where he's working. I know it
                                                                    [ hurts him


to rise, to knowck on my door and come in. And when he
                                                      [ draws his skinny arm
around my shking shoulders,


I don't know if he knows he 's building a world where I can
                                                                            [one day
love a man—he sits there without saying anything.


Praise him.
I know he can hardly bear to touch me.



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La buhardilla

Alabado sea mi hermano mayor, el chico de diecisiete años
                                                                                          [ que vivió
conmigo en el desván, príncipe exiliado endurecido en el
                                                                                          [ encierro,


áspero, encorvado sobre su tarea nocturna, construyendo un
                                                                            [ edificio imaginario
en el tablero de dibujo que le dieron en la escuela. Sus
                                                                       [ herramientas fulguran


bajo la lámpara del escritorio. Es duro como el lápiz que sostiene
dibujando una línea recta a lo largo de su regla.


Príncipe de la torre, joven rey, alabado sea el chico
dispuesto a enfriar su sangre y demorar su corazón. Construye



una estructura con tantas puertas que hay silencio al fin,
y cuando nuestro padre sube pesadamente las escaleras del
                                                                                            [ desván,


él no lo escucha pasar por el pasillo. Mi hermano reconstruye
los cimientos. Levanta una hoja de plástico transparente



para examinar la plomería más de cerca,
 —casi no escucha los resortes de mi cama cuando mi padre
                                                                                     [ se sienta
 —

se pregunta dónde podrá ir la caldera, porque
 donde está ahora no sirve. Y no es sino cuando golpeo la
                                                                                              [ puerta


tras el hombre que una vez más baja la escalera a tropezones
que mi hermano aparta la vista de su trabajo. Sé que le
                                                                                                [duele


levantarse, tocar mi puerta, entrar. Y cuando pone su brazo
                                                                                          [delgado
sobre mis hombros temblorosos,


no sé si sabe que construye un mundo en el que un día yo
                                                                                     [ pueda amar
a un hombre—Se sienta ahí sin decir nada.


Alabado sea.
Casi no se atreve a rozarme.


The dream

I had a dream in the day:
I laid my father's body down in a narrow boat


and sent him off along the riverbank with its cattails and
                                                       [ grasses.
And the boat—it was made of bark and wood bent when it
                                                   [ was wet—


Took him to his burial finally.
But a day or two later I realized it was my self I wanted



to lay down, hands crossed, eyes closed...
Oh, the light coming up from down there,


the sweet smell of the water—and finally, the sense of being
                                                         [ carried
by a current I could not name or change.



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El sueño

Tuve un sueño durante el día:
acostaba el cuerpo de mi padre en una barca angosta


y lo enviaba a lo largo de la ribera con sus pastizales y sus
                                                                                             [ cañas.

Y la barca—hecha de cortezas, doblada por la humedad—


al fin lo llevó a su sepultura.
Pero un día o dos más tarde me di cuenta que era a mí misma
                                                                                 [ a quien quería


acostar, cruzadas las manos, los ojos cerrados...
Ah, la luz que viene de ahí abajo,


el dulce perfume del agua—la sensación de ser llevada al fin
 por una corriente que no podría nombrar ni corregir.


How some of it happened

My brother was afraid, even as a boy, of going blind—so
                                                                                      [ deeply
that he would turn the dinner knoves away from, looking at him,


he said, as they lay on the kitchen table.
He would throw a sweatshirt over those knobs that lock the
                                                                                   [ car door


from the inside, and once, he dismantled a chandelier in the
                                                                                      [ middle
of the night when everyone was sleeping.


We found the pile of sharp and shining crystals in the
                                                                            [ upstairs hall.
So you understand, it was terrible


when they clamped his one eye open and put the needle in
                                                                    [ through his cheek
 and up and into his eye from underneath


and left it therefor a full minute before they drew it slowly out
 once a week for many weeks. He learned to, lean into it,



to settle down he said, and still the eye went dead, ulcerated,
breaking up green in his head, as the other eye, still blue


and wide open, looked and looked at the clock.

My brother promised me he wouldn 't die after our father
                                                                                         [ died.


He shook my hand on a train going home one Christmas and
                                                                  [ gave me five years,


as clearly as he promised he'd be home for breakfast when I
                                                                            [ watched him
walk into that New York City autumn night. By nine, I
                                                                           [promise,


and he was—he did come back. And five years later he
                                                       [ promised five years more.
So much for the brave pride of premonition,


the worry that won't let it happen.
You know, he said, I always knew I would die young. And
                                                                       [ then I got sober


and I thought, OK, I'm not. I'm going to see thirty and live to
                                                                         [ be an old man.
And now it turns out that I am going to die. Isn 't that funny?


—One day it happens: what you have feared all your life,
 the unendurably specific, the exact thing. No matter what
                                                                                 [ you say or do.


This is what my brother said: Here, sit closer to the bed
so I can see you.


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Cómo pasó

Aun de niño, mi hermano tenía miedo de quedarse ciego—
                                                                                                 [ tanto
que en la mesa de la cocina volteaba los cuchillos



para que no lo miraran, decía.
Arrojaba una camisa sobre los seguros de la puerta del auto



y una vez desarmó una lámpara colgante
 en medio de la noche mientras todos dormían. A la mañana
                                                                                            [ siguiente


encontramos una pila de cristales filosos y brillantes en la
                                                                                         [ sala.

Así que, entenderás, fue terrible

cuando le abrieron el ojo, y se lo sujetaron y le metieron una
                                                                          [ aguja por la mejilla
hacia arriba hasta dentro del ojo


y se la dejaron ahí todo un minuto antes de sacársela despacio
una vez por semana durante muchas semanas. Aprendió a
                                                                        [ reclinarse sobre ella,


a calmarse decía. Igual el ojo murió, ulcerado,
estalló verde en su cabeza, mientras el otro, aún azul,


muy abierto, miraba y miraba el reloj.

Después de que nuestro padre murió, mi hermano me
                                                                [ prometió que él no moriría.


Yendo a casa una Navidad, me agarró la mano en el tren y
                                                                        [ me regaló cinco años


con la misma certeza con que una noche de otoño en
                                                                                      [ Nueva York
me había prometido que volvería a casa para desayunar. A las
                                                                        [ nueve, te lo prometo


—y regresó. Cinco años después me prometió otros cinco.
Tanto vale el valiente orgullo de la premonición,



la preocupación que no lo dejará pasar.
Sabes, siempre supe que moriría joven, dijo. Pero después me
                                                                                           [ enseriaba


y pensaba, bueno, no. Voy a llegar a los treinta y vivir hasta
                                                                                           [ ser viejo.
Y ahora resulta que me voy a morir. ¿No es gracioso?


—Un día pasa: lo que has temido toda tu vida,
lo insoportablemente especifico, exactamente eso. Sin
                                         [ importar lo que digas o lo que hagas


Mi hermano dijo: Ven, siéntate más cerca de la cama
para que pueda verte.



 
Without music

Only the car radio
driving from the drugstore to the restaurant to his
                                                                      [apartment:


rock and roll, oldies but goodies,
and sometimes, softly, piano music


rising from the piano teacher's apartment on the first floor.

Most of it happened without music,
the clink of a spoon from the kitchen,


someone talking. Silence.

Somebody sleeping. Someone watching somebody sleep.


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Sin música

Sólo la radio del auto
al ir a la farmacia al restaurante a su departamento:



rock, canciones viejas de las buenas,
a veces, apenas, música del piano


de la profesora del primer piso.

Pero casi todo ocurrió sin música.
El tintineo de una cuchara desde la cocina,


alguien que habla. Silencio.

Alguien que duerme. Alguien que mira a alguien dormir.

The cold outside

Soon I will die, he said—that was during the heat wave that
                                                                         [ summer:
the orange lilies bending toward the house beside the
                                                                        [ driveway,


the heater in his car broken on, and blasting.
And the green shade/tapped against the window screen,



as if what was out there inhaled and exhaled,
sliding away from the window, banging lightly against the
                                                                         [sill


sucked flat against the screen
 —peeling off and blowing out again.


Today the cold outside is bright and brittle,
heaps of hard snow between the sidewalk and the street,


and look, someone has shoveled a narrow path in front of the
                                                                           [ bakery,
so that, walking, a person has to step aside,


and let another person through,
or pass through as the other person steps aside.


Soon I will die, he said, and then
what everyone has been so afraid of for so long will have
                                                             [finally happened,
and then everyone can rest.



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El frío afuera

Durante la ola de calor ese verano dijo: Moriré pronto—
al lado del garage los lirios anaranjados se inclinaban hacia la
                                                                                               [ casa,



la calefacción del auto, descompuesta, no podía apagarse,
 era un incendio, la persiana verde golpeaba contra el
                                                                                       [ mosquitero,


como si lo que estaba ahí fuera inhalara y exhalara,
alejándose, golpeando suavemente contra el cristal



succionando contra la ventana
—alejándose y apagándose una vez más.


Hoy el frío afuera brilla y se quiebra,
hay cúmulos de nieve endurecida en la calle


y alguien ha abierto un sendero angosto frente a la panadería,
de forma que al caminar, uno debe hacerse a un lado



para dejar pasar al otro,
o pasar mientras el otro se hace a un lado.


Moriré pronto, dijo. Entonces
lo que todos han temido por tanto tiempo finalmente habrá
                                                                                           [ pasado,

y todos podrán descansar.
One of the last days

As through a door in the air that I stepped through sideways
before reaching for a plate high in the cupboard



I find myself in the middle of my life: May night, raining,
Michael just gone to Provincetown, James making pizzas
                                                                                       [next door,


lilacs in full bloom, sweet in the dark rain of Cambridge.

On one of the last days I told him. You know how much you                                                                                         [love Joe?
That's how much I love you. And he said. No. And I said. Yes.


And he said. No. And I said. You know it's true.
And he closed his eyes for a minute.


When he opened them he said. Maybe you 'd better start
                                                                                       [ looking for
somebody else.


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Uno de los últimos días

Como a través de una puerta en el aire por la que paso de
                                                                                           [ costado
para alcanzar un plato arriba en la alacena


me descubro en el medio de mi vida: noche de mayo, llueve,
Michael ha ido a Provincetown, James prepara pizzas,



las lilas en flor, dulces en la oscura lluvia de Cambridge.

Uno de los últimos días le dije, ¿Has visto cuánto amas a Joe?
Así te amo yo. Él dijo. No. Y yo, Sí.



Él, No. Y yo: Sabes que es verdad.
Entonces cerró los ojos un minuto


y cuando los abrió, me dijo: Quizá deberías empezar a buscar
otra persona a quien amar.
Prayer

Someone or something is leaning close to me now
trying to tell me the one true story of my life:

one note,
low as a bass drum, beaten over and over:


It's beginning summer,
and the man I love has forgotten my smell


the cries I made when he touched me, and my laughter
when he picked me up


and carried me, still laughing, and laid me down,
among the scattered daffodils on the dining room table.


And Jane is dead,
                                                 and I want to go where she went,
where my brother went,


and whoever it is that whispered to me

when I was a child in my father's bed is come back now:
and I can 't stop hearing:
                                                   This is the way it is,
The way it always was and will be—


beaten over and over—panicking on street corners,
or crouched in the back of taxicabs,


afraid I'll cry out in jammed traffic, and no one will know me or
know where to bring me.

There is, I almost remember,
another story:


It runs alongside this one like a brook beside a train.
The sparrows know it; the grass rises with it.


The wind moves through the highest tree branches without
seeming to hurt them.


Tell me.
Who was I when I used to call your name?


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Oración

Alguien o algo se inclina cerca mio
y trata de contarme la unica historia cierta de mi vida:


una nota,
baja como un bombo, tocada una y otra vez:


empieza el verano,
y el hombre que amo ha olvidado mi olor


mi manera de gemir cuando me tocaba, mi risa
cuando me alzaba,


riendo, para acostarme
entre los narcisos desparramados sobre la mesa.


Y Jane esta muerta,
                                                          y yo quiero ir donde ella fue,
donde fue mi hermano.


Quienquiera que sea el que me susurraba

cuando yo era una nina en la cama de mi padre
ha regresado y no puedo dejar de escuchar:
                                                                                Asi es,
asi fue y asi sera—


golpeada una y otra vez—aterrada en las esquinas,
acurrucada atras en cualquier taxi,


temerosa de gritar en medio del trafico y que nadie me reconozca
o sepa donde llevarme.

                                                                Hay, casi recuerdo,
otra historia:


corre junto a esta como un arroyo junto a un tren.
Los gorriones la conocen; la hierba crece con ella.


El viento sopla a través de las ramas más altas
y parece no herirlas.


Dime.
¿Quién era yo cuando pronunciaba tu nombre?


Two or three times

The two or three times my father tried to quit drinking,
for a few day


maybe a week,
he would walk carefully around the house, feeling his way


through the kitchen and the pantry.
His fingers trembled like a girl's.


And there was alight around him, fragile and already
                                                                           [ craked
we could see clear through


which was his hope, which he shared with no one.

James loked like that yesterday,
standing outside on the step, the cardboard deli tray in his
                                                                           [ hands...


a bright cold morning, his eyes clear and blue.
And he was up early, and he 'd brought coffee the way I like it


With a straw he must have dropped in the driveway,
And a raspberry Danish he placed on the paper plate with
                                                                       [ ceremony:


The red-seeded center sticky within the little swirly circle.


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Dos o tres veces

Las dos o tres veces que mi padre intentó dejar de tomar,
por unos días,


una semana quizá,
caminaba despacio por la casa, tanteando el camino


en la cocina y la despensa.
Sus dedos temblaban como los de una niña.


Y había una luz alrededor suyo, frágil y agrietada de antemano
a través de la cual veíamos con claridad:



era su esperanza, que no compartía con nadie.

James se veía así ayer,
parado afuera en el escalón, la bandeja de la panadería entre
                                                                                      [ las manos...


la mañana luminosa y fría, sus ojos limpios, azules.
Se levantó temprano, trajo el café como me gusta


con una pajita que se le debe haber caído por el camino,
y un dulce de frambuesa que puso en el plato
                                                                          [ ceremoniosamente


un corazón de semillas rojas almibaradas en el centre de un
                                                                             [ remolino circular.
The kiss

When he finally put
his mouth on me — on


my shoulder — the world
shifted a little on the tilted


axis of itself. The minutes
since my brother died


sopped marching ahead like
dumb soldiers and


the stars rested.
His mouth on my shoulder and


then on my throat
and the world started up again


for me,
some machine deep inside it


recalibrating,
all the little wheels


slowly reeling and speeding up,
the massive dawn lifting on the other


side of the turning world.
And when his mouth


pressed against my
mouth, I


opened my mouth
and the world's chord


played at once:
a large, ordinary music rising


from a hand neither one of us could see.

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El beso

Cuando finalmente puso
sobre mí su boca —sobre


mi hombro— el mundo
se movió sobre su propio eje


inclinado. Los minutos
desde que murió mi hermano


dejaron de marchar como
soldados bobos,


descansaron las estrellas.
Su boca sobre mis hombros y


luego en mi cuello
y empezó de nuevo el mundo


para mí.
Muy adentro alguna máquina


se recalibraba,
todas las rueditas


giraban despacio y ganaban velocidad:
amplio el amanecer se alzaba al otro lado


del mundo en rotación.
Y cuando su boca


se apoyó contra mi
boca, yo


abrí la mía
y en ese instante


la cuerda del mundo empezó a cantar:
una melodía extensa brotaba


de una mano que no alcanzábamos a ver.
What the living do

Johnny, the kitchen sink has been clogged for days, some
                                    [ utensil probably fell down there.
And the Drano won't work but smells dangerous, and the
                                            [ crusty dishes have piled up


waiting for the plumber I still haven't called. This is the
                                                    [ everyday we spoke of.
It's winter again: the sky's a deep headstrong blue, and the
                                                     [ sunlight purs through


the open living room windows because the heat's on too high
                                        [ in here, and I can't turn it off.
For weeks now, driving, or dropping a bag of groceries in
                                          [ the street, the bag breaking,


I've been thinking: This is what the living do. And yesterday,
                                                     [ hurrying along those
wobbly bricks in the Cambridge sidewalk, spilling my coffee
                                             [ down my wrist and sleeve,


I thought it again, and again later, when buying a hairbrush:
                                                                        [ This is it.
Parking. Slamming the car door shut in the cold. What you
                                                      [ called that yearning.


What you finally gave up. We want the spring to come and
                                           [ the winter to pass. We want
Whoever to call or not call, a letter, a kiss — we want more
                                       [ and more and then more of it.


But there are moments, walking, when I catch a glimpse of
                                            [ myself in the window glass,
say, the window of the corner video store, and I'm gripped by
                                                       [ a cherishing so deep


for my own blowing hair, chapped face, and unbuttoned coat
                                                        [ that I'm speechless:
I am living, I remember you.


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Lo que hacen los vivos

Johnny, hace días que el fregadero está tapado, algo debe
                                                                        [ haberse caído por ahí
y el Drano no funciona, huele peligroso, y los platos sucios se
                                                                                               [ apilan


a la espera del plomero que no he llamado. De esas cosas
                                                                                     [ hablábamos.
Invierno: el cielo, azul, obstinado, la luz derramándose



por las ventanas abiertas: la calefacción está muy fuerte y no
                                                                                [ la puedo apagar.
Hace semanas, mientras manejo, o cuando se me cae la bolsa
                                                                 [ de compras en plena calle,


que pienso: Esto es lo que hacen los vivos. Y ayer,
                                                                                      [ apurada por
las veredas rotas de Cambridge, mientras se me derramaba el
                                                                             [ café por la manga,


lo pensé otra vez. Y otra vez después, mientras compraba un
                                                                                 [ cepillo: Esto es.
Estacionar. Cerrar la puerta del carro en medio del frío. Lo
                                                               [ que llamabas ese anhelo.


Lo que abandonaste al fin. Queremos que llegue la
                               [ primavera y que pase el invierno. Queremos
que alguien llame o que no llame, una carta, un beso
                                     [ —queremos más y más y aún mas de ello.


Pero hay mementos, al caminar, cuando me vislumbro
                                                               [ fugazmente en la vidriera
de la tienda de la esquina, por ejemplo, que siento un amor
                                                                                      [ tan profundo


por mi propio pelo en el viento, mi rostro cuarteado, mi
                                               [ abrigo, que me quedo sin palabras:
Estoy viva. Y te recuerdo.




 
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